6 abr 2008

LA MOLA Y ...




LA LEY DE PATRIMONIO


La Mola y todas sus construcciones y montajes artilleros están declarados Bien de Interés Cultural, por lo tanto protegidos al amparo de la Ley de Patrimonio Histórico. Ley 16/1985 de 25 de junio. En cuyo preámbulo podemos leer...



El Patrimonio histórico Español es el principal testigo de la contribución histórica de los españoles a la civilización universal y de su capacidad creativa contemporánea. La protección y enriquecimiento de los bienes que lo integran constituyen obligaciones fun damentales que vinculan a todos los poderes públicos, según mandato que a los mismos dirige el articulo 46 de la norma constitucional.




LA MOLA Y LOS MAONESES






María y el primer amanecer- foto María Meliá Sintes




Desde Maó se ve a La Mola como algo lejano, impenetrable, casi tabú. Un peñasco en el horizonte que marca la frontera de la salida del puerto; después de La Mola alta mar, y al llegar , divisarla es estar de nuevo en casa.
La presencia militar, determinados acontecimientos en nuestra Guerra Civil y la Penitenciaria allí ubicada, han hecho que los maoneses miren con recelo e incluso con miedo este paraje.
Los que tenían acceso a él contaban lo visto e historias que se convertían rápidamente en exageraciones y leyendas a causa del aura de misterio creada a su alrededor; misterio que desprenden todos aquellos territorios inaccesibles.
La Mola era, y aún es, como un cuarto trasero cerrado a cal y canto, cuarto que nos despierta una enorme curiosidad, pero también aquel miedo que se tiene a lo desconocido.
Esta particular situación ha hecho que, por un lado este territorio se mantenga al margen de la especulación urbanística; pero por el otro no ha permitido a los maoneses llegar a apreciar como suyo todo este espectacular monumento .
Los maoneses debemos reconocer a La Mola como algo que pertenece a nuestra historia y forma parte de nuestro paisaje tanto físico como emocional .
Sentir orgullo y emoción al contemplarla; la misma que sienten todos aquellos que venidos de fuera nos visitan. Admirar la inteligencia de los ingenieros que la trazaron, la maestría de los canteros que la construyeron y descubrir las vivencias de quienes la habitaron; para, de esta manera, sentirla más nuestra. Sólo así lograremos conservar un pasado que tiene etapas gloriosas y vergonzosas; pero que es, en definitiva, nuestro pasado como pueblo, como sociedad.

Pasado que dibujan unas piedras que de alguna misteriosa manera nos hablan; pasado que debemos querer que sirva para divulgar, piedras que son algo más que un simple decorado para una fiesta .












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