7 abr 2008

EL MOTIVO EMOTIVO

















El motivo de estas páginas no es mas que recopilar todas aquellas fotos de pintadas y escritos que he ido coleccionando, recopilar también las historias que me fueron contadas y aprovechar este medio para contarlas. Simplemente eso. Si de esta manera consigo que alguien se interese por este monumento y con ello contribuyo a su conservación, me sentiré enormemente satisfecho.

MI MISMO

Me llamo Rafael, desde hace ocho años, junto a mi esposa Magdalena y a mi hija María, habito y trabajo en La Mola.
Mis "mujeres" no me perdonarían si, en esta reseña, no citara también a nuestros perros; compañeros inseparables y fieles en esta aventura que es nuestra vida en esta lugar




























Como la gran mayoría de mahoneses, conocía este paraje desde lejos. No era tan solo una lejanía física, sino que se añadía aquella que marcaba lo prohibido.
Cuando el Ejercito abandono estas instalaciones, la gestión de La Mola paso a manos del Consorcio del Museo Militar de Menorca; es entonces cuando se decide que la vigilancia del recinto se llevará a cabo por un guarda; por concurso, gano la plaza. El contrato exigía que se habitara dentro de la Fortaleza y aquí me mude. Llegue en la primavera de 1999.


No negaré que durante los primeros días y sobre todo durante las primeras noches, sentí miedo del silencio, de ese silencio que envolvía un paisaje de antiguos cuarteles abandonados, del silencio de una ciudad muerta, tan solo roto, en ocasiones, por el canto de algún búho o el sonido aterrador de las pardelas.

Con el tiempo mi familia y yo fuimos descubriendo las primaveras con olor a manzanilla; los veranos de calor sofocante, sólo calmado por la alegría del mar en Cala Teulera; el lluvioso otoño, que tiñe de tristeza, aún más si cabe, la silueta de los cuarteles al privarlos de las hojas de los árboles que adornan su exterior y el inevitable invierno, acompañado del viento del norte que peina los escasos arbustos de este desolado paisaje.























DEDICATORIAS

Esta página está dedicada a Quique, un enamorado de La Mola, sin el cual no hubiera sido posible llevar a buen puerto aquellas visitas guiadas que realizábamos juntos.

Su entusiasmo, sus ganas de aprende y su simpatía, lograban que aquel periplo se convirtiera en algo más que una simple visita. Pasábamos la tarde en compañía de amigos, recordando historias, sin más pretensiones...

Sin aburridas charlas, sin vistosos logotipos en un pulcro uniforme. A las personas que nos visitaban los considerábamos amigos, no un número en un ticket de entrada, ni cantidades en un balance anual. Nos faltaban medios, pero le echábamos valor y lo hacíamos bien, pese a quien pese, lo hacíamos bien.



No quisiera dejar de nombrar también a Jackie. En aquella época encargada de la guías en ingles. Mujer elegante, donde las haya; entusiasta de su trabajo y atrapada como nosotros por el "síndrome Mola".
En la foto, Jaume IV guarda de Cordial, Lady Jackie y el loco del Glacis, o sea un servidor
















Las paredes de La mola no dejan de sorprenderme. Es verdaderamente increíble que muchos años antes de que esto ocurriera, el autor de este dibujo previera cual iba a ser el futuro de la Fortaleza. Nótese que este diablillo lleva corbata y tiene un aire a cierta persona muy conocida en lo que es el sector turístico menorquín.
Esta pagina también va dedicada a él, sin acritud...

Quizás, quién sabe, el dibujo sería más completo con un maletín; me refiero a uno de viaje, no quisiera que se me mal interpretara, por supuesto.







foto María Meliá Sintes

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