20 abr 2008

LA MOLA PRISION MILITAR...

ATENCION:

LAS PINTADAS QUE APARECEN EN ESTE ARTICULO, UBICADAS EN EL INTERIOR DE LA PENITA, HAN DESAPARECIDO POR LAS REFORMAS LLEVADAS A CABO EN EL EDIFICIO.
...LA PENITA

Los maoneses llamabamos a la prisión militar de La Mola “la penita” y a sus moradores “los penitos”. Creo suponer que este nombre viene dado por una abreviatura de penitenciaria, que es como oficialmente se denomina, en el ámbito militar, a este tipo de institución.







En esta pintada podemos leer el nombre
de una persona, natural de Burgos, que firma como “Penito"



cuarteles altos


A lo largo de su historia, la penitenciaria ha estado ubicada en diferentes lugares de La Mola; siendo el mas conocido, el antiguo Cuartel de Intendencia (foto de la parte superior de la página).
Se conoce que a mitades del XIX ya existían, en La Mola, lugares habilitados para corrigendos; pero no será oficialmente prisión militar hasta el año 1891 y estará ubicada en unos pabellones de los Cuarteles Altos que, como su nombre indica, estan situados en la parte alta de la península.


La férrea disciplina militar y los avatares políticos de la época traerán hasta la Fortaleza a un buen número de presos que además trabajaran en su construcción.
La situación geográfica de Menorca, alejada de la península Ibérica y a la que solo se podía acceder después de varios días de dura travesía en barco; la de la península de La Mola, alejada de los centros urbanos del puerto de Mahón, a la que se accedía en unas barcazas que navegan hacia un paisaje de enormes acantilados y encrespadas baterías de cañones, hacen que el preso que aquí llegara tuviera una sensación de desasosiego solo explicable por los que la vivieron.






La entrada por la Puerta de la Reina, flanqueada por unos enormes fosos y grandes murallas, dejaban claro al preso que aquella máxima que reza : “la obligación de todo preso es escaparse”, en esta prisión seria muy difícil de cumplir.





Aunque popularmente los presos eran llamados "penitos", oficialmente se les denominaba "corrigendos".



Aunque la penitenciaria fue siempre militar, también acogió en determinadas ocasiones a presos civiles. Entre los mas renombrados encontramos a LLuis Companys que junto a Salvador Seguí “el noi del sucre”, Martí Barrera y otros anarcosindicalistas fueron trasladados a ella en 1920.

Un hito en la Historia de Cataluña fue, sin duda, lo acontecido en la llamada huelga de La Canadiense. Aquellos acontecimientos derivaron en una huelga general que provocó que el General Joaquín Milans del Bosch declarara el estado de guerra en Barcelona. Companys fue puesto en libertad en 1922 al ganar para su partido un escaño en las elecciones al Congreso de ese año y acogerse a la inmunidad parlamentaria.

Esta pintada es para ilustrar el artículo. No fue hecha por Companys sino por "l'artille Jaume Mora de Arenys de Mar"



No quiero dejar de destacar también la estancia en esta prisión de otros civiles: aquellas personas pertenecientes a la Iglesia de los Testigos de Jehová que por sus creencias se negaron a cumplir con el servicio militar obligatorio y cumplieron pena por ello. Sin duda, su gesto anónimo contribuyo al avance de nuestra sociedad hacia la Democracia. Su objeción de conciencia en una época en que España era algo así como un enorme cuarte es digna de alabanza. Su sufrimiento entre las paredes de estos cuarteles bien merece esta reseña, sencilla comparada con su enorme valor.












El patio de la prisión, orientado al norte, de elegante diseño clásico, guarda aún una máxima que cruza la pared de lado a lado. Sin duda seria una de las pocas lecturas que tendrían los presos y, a buen seguro, nunca habrán olvidado.





LA VIRGEN DE LOS PENITOS




Después de atravesar la puerta por debajo del escudo del yugo y las flechas, lo primero que veía el preso era el tradicional lema "Todo por la Patria”, inmediatamente después, aparecía ante sus ojos este mural que representa a la Virgen de la Merced.
Los caballeros mercedarios (que no mercenarios) fueron -desconozco si aún lo son- una orden religiosa aparecida en la Edad Media.
Su misión fue la de mantener la fe en Cristo entre los condenados de aquella época, llegando en ocasiones a intercambiarse por ellos.
De ahí que la Merced sea considerada la Santa Patrona de los presos.
Pero esta iconografía tiene algo que la hace especial. Desconozco si en otros lugares se representa a la Virgen de esta manera; pero la Merced de la Penita de La Mola -permítanme que así la llame- esta sujeta a la pared por unas cadenas y se puede interpretar que debajo de su manto, sus tobillos están sujetos por unos grilletes.




A mi modo de ver, este mural se acerca al pensamiento de Jesús mucho más que cualquiera de las ricas y ostentosas imágenes exhibidas en iglesias y procesiones.
De mi etapa escolar en La Salle, recuerdo bien aquellas “Bienaventuranzas” que aprendimos de memoria por el simple hecho de aprenderlas; pero, cosas de la vida, hoy me viene a la cabeza una que reza: Bienaventurados los perseguidos por la Justicia, porque vuestro será el Reino de los cielos. Cosas de la vida.




LA CANTINA DE PENITA

EL GRILLO Y LA PAQUERA



La penitenciaria se cerró oficialmente a finales de los años 60. Las gestiones llevadas a cabo por el alcalde , en aquella época, D. Gabriel Seguí, consiguieron clausurarla. En Menorca empezaba a florecer la industria del turismo y de alguna manera, la prisión daba “mala imagen” a nuestra ciudad.
Atrás quedaban treinta años ( en este edificio en concreto) de sufrimientos entre sus paredes. Hoy, tan solo sus rejas en las ventanas, el escudo imperial y los dibujos en sus muros , nos recuerdan aquel tiempo.


extracto del mural que adorna la cantina. Se trata de un soldado llevando en hombros a un compañero supuestamente herido



Algunas personas que la han visitado conmigo, me han asegurada que en ella se respiraba todavía la ansiedad del preso. Lo cierto es que, por lo que he podido averiguar, dependiendo de quien mandara, la vida allí fue mas llevadera; aunque es innegable que en determinadas épocas y con determinados oficiales lo que ocurrió debe ser un mal recuerdo para aquellos que lo vivieron, por esa razón y por respeto prefiero no contarlo.
Aunque no puedo dejar de reseñar la charla que durante una visita guiada mantuve con un psicólogo funcionario de prisiones; el ella, me describió algunos comportamientos de los presos y el por qué de ellos. Recuerdo que me dejó perplejo el escuchar que los motivos de muchas de los altercados en una prisión son premeditados, digamos que son consecuencia de el nerviosismo del reo que, deliberadamente busca el castigo o la paliza para calmar su ansiedad. Otra curiosidad son las practicas homosexuales entre personas que, en libertad, las rechazarían.
La ausencia de mujeres hacia que cualquier preso en el que destacara algún rasgo femenino fuera visto como sustituto de ese género.
Dichas practicas eran rechazadas por el Mando y duramente castigadas.
En cierta ocasión, durante una visita guiada, contesté a una pregunta relacionada con este tema. No recuerdo bien cual fue mi argumentación; pero si que fui mal entendido por una pareja de homosexuales que creyeron ver mofa en mi respuesta. Nada mas lejos de mi intención, quienes me conocen saben perfectamente el respeto que siento hacia cualquier forma de amor; saben que milito en el Humanismo y no me gustan las bravuconadas machistas que se ceban en este tipo de relación.
Aprovecho estas líneas, que ojalá lean alguna vez, esas personas que se ofendieron, para pedirles mis mas sinceras disculpas ante lo que fue un malentendido o una desafortunada forma de explicarme.

Sin que se entienda como burla, no quiero dejar de contar, por ser algo divertido entre tanto sufrimiento, la historia del Grillo y la Paquera. Historia que me fue trasmitida por varias personas que durante su servicio militar sirvieron como soldados u oficiales de complemento.

Tanto el Grillo como la Paquera fueron legionarios que uno se imagina con aquel tradicional aspecto exageradamente viril; pero formaron pareja dentro de la prisión, pareja respetada por todos y tolerada incluso por el Comandante de la Penitenciaria. Corrían los años 60 y la Paquera tenia muchos pretendientes lo que provocaba frecuentes peleas a causa de los celos del Grillo.



aqui estuvo el legionario y penito....

la publicación de esta pintada no significa que sea de los personajes relatados.


Pero lo que hizo verdaderamente popular a la Paquera fue su buena mano para la cocina.
En La Mola existían varias cantinas, La Penita también tenia una; a ella solo podían acceder presos y oficiales. La cantina de la Penita llegó a alcanzar verdadera fama gracias a las tortillas de todos los tipos y maneras que allí se cocinaban . La Paquera se ganó el respeto de todos gracias a sus tortillas en una España gobernada “con dos huevos”.

Esta es una historia alegre que rebaja el dramatismo de otras que allí se vivieron; otras que no deberíamos olvidar para que no se repitan. Sin duda, el Grillo y la Paquera fueron un soplo de aire fresco entre tanta mediocridad y sordidez cuartelera.


Las paredes de la pequeña cantina de Penita sorprenden por su decoración: paisajes del desierto, escenas de la vida en ese lugar, vigas del techo decoradas al más puro estilo pop; pareciera que aquel lugar fué un pequeño reducto de libertad donde, sin olvidar su procedencia, el preso se sentía algo mas “persona”.









TEJERO "CASI, PERO NO" EL ULTIMO PENITO

Como ya he dicho, la Penita se cerró oficialmente el año 1970; aunque algunos años después se pensó en abrirla de nuevo. Esta vez para acoger a un solo preso. Se trataba del Sr. Tejero Molina, quien pistola en mano y a la voz de “se sienten coño” entró en el Congreso de los Diputados aquel 23 de Febrero de 1981.
Noticias aparecidas en Periódicos nacionales, situaban en La Mola el encierro de esta persona. Lo cierto es que nunca estuvo aquí -que yo sepa- .

En una visita guiada, tuve el gusto de conocer al peluquero personal de tan “ilustre personaje” . Hablamos de la vida cotidiana de aquel hombre, totalmente convencido de que había obrado por el bien de España y en nada arrepentido de lo que hizo. La charla fue del todo gratificante. El peluquero - siento no recordar su nombre- era hombre flemático, pero con un gran sentido del humor, y así me explicó como en cada servicio que le hizo al reo no dejo nunca de pedirle si le dejaba afeitarle el bigote, a lo cual Tejero siempre se negó. Sin duda, ese bigote merecería estar en un Museo; no se si en uno de Arte contemporáneo o en el de los horrores, pero en un Museo.


Con toda seguridad no fue traído a La Mola por la misma razón que se cerró la Penita: la mala imagen cara al turismo.
Gran equivoco -creo yo- puesto que hoy, su celda formaría parte del recorrido de la visita por su indudable interés histórico y , si con ello se podría recaudar más para el cuidado del Patrimonio, este hombre hubiera hecho, esta vez si, algo bueno por España.








































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































1 comentario:

  1. ¡Ufff!
    Acabo de leer este post y la verdad es que he quedado impresionado y tocado por la nostalgia.
    Barcelonés, hice tres meses de mi mili en la pequeña oficina que había en la Penita, concretamente de mediados de abril a mediados de julio de 1967.
    Ahora, ante un próximo viaje de vacaciones en setiembre, y sabiendo que hay un circuito turístico por la Fortaleza de La Mola, que pienso hacer, he estado gogleando para ver si encontraba algún tipo de información personal/histórica sobre la Penita, más allá de lo meramente turístico que ya había localizado.
    Y me encuentro con esto....!
    Podría explicar algunas anécdotas, citar nombres de presos y mandos militares y contar historias vividas con mis compañeros en aquel micro-mundo que en 1967 era La Mola. Y hablar de las tortillas -¡aquellas tortillas!- que preparaba Miguel, uno de los tres Testigos de Jehová que todavía permanecían como penitos por aquel entonces, junto a dos legionarios. Y hablar de paseos de madrugada hasta la punta de l'Esperó para ser el primer ciudadano en territorio del Estado en ver salir el sol. Y de la barquita que nos comunicaba con Maó....
    En fin. Dejaré que pase un poco la emoción y luego entraré a fondo en toda la información que he visto que hay recogida en "Arte de Quinto".
    Muchas gracias a quien haya recogido, ordenado y expuesto toda esta información.
    Un saludo desde Barcelona.

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